MISION COMERCIAL A LA
REPÚBLICA DE BOLIVIA

Hoy quiero comentarles la grata experiencia de una misión comercial al exterior en Julio del 2008.
En primer lugar quiero ubicarlos en tiempo y espacio, para que entiendan la magnitud de la situación, dentro de un contexto de paros del sector agropecuario argentino a nivel nacional y como si fuera poco, una constante desconformidad de parte de un sector de la población de varias ciudades en donde se realizaba dicha misión comercial.

Mientras aquí en la Argentina miles de micro emprendedores, pequeños empresarios o mejor dicho "gente de trabajo" esperaba y sigue esperando que el gobierno acompañe con políticas de desarrollo, de claras pautas de trabajo y termine con el asistencialismo, a un par de miles de kilómetros en la República de Bolivia, también explotaba una división de clases sociales, dignas del siglo XVIII -a.c. por supuesto-, (ingenuos NO es de ahora todo esto); en definitiva, esto es uno de los grandes cánceres que tiene todo el continente Americano, en materia "de divide y reinarás", en ves de unirse todo el pueblo y trabajar por el bien común de toda una sociedad, sea negro, blanco, mestizo o indio. . . . . . Pero mejor otro día seguimos cortando tela de este rollo.


Entonces pasando en limpio, mientras el Consulado general y el centro de promoción argentina con sede en Santa Cruz de la Sierra y la cámara empresaria de integración boliviano argentina me hacía una invitación formal para viajar en ese contexto tan violento en el mas amplio sentido de la palabra, yo como micro emprendedor en el área de delicatessen, trataba de hacer lo imposible y de cumplir con la palabra empeñada, para ir a la República de Bolivia y cumplir con la agenda que muy gentilmente ellos habían organizado.
Dicha invitación fue cursada a todas las provincias de nuestro país y por medio de los Ministerios de Producción de cada una de ellas, se comunicó e invitó a todos los empresarios que deseen estar en ese evento; insisto, estando en pleno paro del campo en donde se tiraba la leche en las rutas y en medio de muchas broncas contra el gobierno del primer indio presidente en toda la historia moderna de nuestra amada latino América. . . . . pero esto también lo dejaremos para seguir cortando mas tela de ese rollo mas adelante.
Conclusión, el ir a una misión comercial por primera ves, era casi imposible y menos en esa difícil situación social y económica (lo de económica era por mi bolsillo), ya que como micro emprendedor, había invertido mucho pecunio en construir y equipar la pequeña empresa.

El día llegó y llamada telefónica mediante, me dicen desde el consulado en Santa Cruz de la Sierra que se suspendía la misión y yo con el pasaje en el bolsillo. Automáticamente, devolví la llamada y les dije que con mucho esfuerzo yo realizaría el viaje por tierra, (sí por tierra) y que cumpliría con mi palabra y con los potenciales clientes que allí me esperaban; entonces se supo la verdad. . . . . ERA EL ÚNICO PRODUCTOR de toda la República Argentina, que participaba de la misión comercial.

No puedo dejar de mencionar, que todo el costo de la misión comercial, mas de 60 muestras de productos para degustación, gastos de pasajes, hotel, comidas y varios etc., fueron solventados por mi joven empresa y por una desinteresada ayuda económica de parte de las autoridades de mi ciudad, que alcanzó para abonar la mitad del pasaje.

Con todo esto lo que quiero decir, es que después de estar en riesgo de no realizarse la misión comercial en varias ocasiones y de que fui el único emprendedor de todo el país que cumplió con su compromiso, en definitiva siempre el participar de este tipo de eventos, brinda la posibilidad de nuevos potenciales clientes. Hablando de clientes, estando en Santa Cruz de la Sierra, tuve el grato honor de conocer a personas muy agradables y de ser recibido en hoteles 5 estrellas con real interés en consumir nuestros productos en sus restaurante.

Hasta aquí una breve historia sobre la experiencia de viajar y participar en misiones comerciales en el exterior. . . creo que nada más. . . que ingenuos nuevamente; ya que el viajar en ómnibus desde Rosario hasta Santa Cruz de la Sierra, no fue poca cosa únicamente, pues el viaje duró 44 (sí cuarenta y cuatro) horas de ida y 42 (sí cuarenta y dos) de vuelta y un sin fin de paradas en puestos de control de gendarmería tanto de ida como de vuelta -vieron que era verdad lo de sacrificio-, pero dichas paradas fueron necesarias no solamente para estirar las piernas, sino también para evacuar el exceso de hidratación y en honor a la verdad, los muchachos de gendarmería siempre fueron muy amables.




Bueno, ahora sí, he llegado al final del viaje y como si esto fuera poco, la ciudad de Santa Cruz de la Sierra es hermosa, su gente súper gentil y realmente me sentí como en mi casa.


Espero que les agraden las fotografías. Javier.